Tal vez hayáis visto alguna vez alguna taza o algún plato oriental con una finas líneas doradas que lo atraviesan. Pues estos en realidad son objetos restaurados, al menos los originales, ya que hoy en día también los venden directamente así, como si estuvieran restaurados.. Porque cuando los japoneses arreglan los objetos siguiendo la técnica del Kintsugi (carpintería de oro), lo hacen rellenando la grieta o la parte rota con oro. Con un pequeño pincel unen las dos mitades usando el oro delicadamente como si fuera pegamento. La razón por la que los reparan es porque piensan que cuando algo ha sufrido un daño es porque tiene una historia, y al arreglarlo se hace más resistente y bello, pues se convierte en algo único poseedor de su propia historia.

El cambio es ley de vida, o como decía el poeta Ángel González: “Para vivir un año es necesario morirse muchas veces mucho”. Hay veces que estos cambios provocan o son provocados por rupturas, desgaste, o por el paso mismo del tiempo. ¿Qué está cambiando en nuestra vida ahora mismo que nos incomoda tanto? ¿Tal vez nos resistimos al cambio? ¿Qué nos asusta de este cambio? Una forma de éxito es enfrentar directamente estas circunstancias, aceptando el cambio y buscando una oportunidad de mejora en esta nueva situación. Si conseguimos encontrar la manera, aceptar el cambio supondrá cooperar, adaptarnos y beneficiarnos de la nueva situación.

   En el caso del Kintsugi el cambio representa un progreso. Seguro que en tu vida has tenido grandes cambios, piensa de qué forma te has beneficiado de ellos. Seguro que consigues recordar hechos positivos que partían de situaciones desventajosas. Recuerda qué cosas nuevas han aparecido en tu vida tras lo que en un primer momento parecía un desastre. Si eres consciente de ello podrás recibir los cambios con optimismo y expectativas de mejora. Como oportunidades de crecer y adquirir nueva experiencia.