TOXIC PEOPLE (PILDORITA VII)

¿Qué si existen? Desde luego, de nosotros depende rodearnos de esta clase de marabunta.

Resulta paradójico, pero la naturaleza humana es instintiva. Y las personas tóxicas pueden ser elegantes, a veces cuesta detectarlas y extienden su onda expansiva por múltiples vías. Las más común vienen a ser; la palabra. Los individuos más experimentados dominan la persuasión con pasmosa destreza, así mirando al tendido sin despeinarse. Por tanto, entramos en un juego de palabra y acción que conjugados correctamente esperan una respuesta en su interlocutor, por supuesto de culpa.

Considero que la culpa forma parte de una acción que quise realizar en su momento, y que incluye un «debería con su participio y que no hice». Ya es tarde por el hecho de corresponder a un suceso del pasado, mi sugerencia es que revises esa acción de forma mental y con tu imaginación en modo superproducción de cine recrees ese escenario que te hubiese encantado vivir, ha sido una experiencia que de esa forma tendrás en mente para la próxima ocasión que se presente. En su lugar, machacarse por la culpa nos produce un deleznable favor a nuestra energía y autoestima.

Y en cuanto a los individuos tóxicos, para detectarles con más facilidad no hay nada con pasar menos tiempo con aquellas personas que nos cortan las alas.

Confecciona una lista que incluya al menos cinco personas, aquellas con las que más te relacionas. Al lado pondremos un signo positivo o negativo según aquello que nos hace sentir esa persona. A menudo en mis cursos, las personas comentan que esa lista incluye familiares o amigos con un trato continúo por situación laboral o personal. En ese caso, mi sugerencia es limitarse a compartir aquellos asuntos que de entrada conocemos que serían motivo de conflicto, o incluso valorar un trabajo distinto para dejar de tener a estas personas tan cerca, si correspondiera a tu entorno laboral.

Si hoy no fue un buen día, recuerda que mañana saldrá el sol.