EL MURO (PILDORITA XIX)

El Muro. El decaimiento y hastío lideran ateridos sueños rotos. 

Definir con claridad un determinado objetivo requiere de responsabilidad, dedicación y  entrega. Con anterioridad, sin dejar de pasar por alto, conviene establecer nuestros retos de forma realista. Pasar por alto esta premisa, supone la adquisición de casi la totalidad de boletos para la rifa destinada a los abocados al fracaso. ¿A qué sería mucho más placentero el trayecto si rodamos por una autopista con un firme de asfalto inmaculado? Por tanto, ¿por qué elegir el patatal para conducir a toda velocidad? Ya lo decía Faemino a Cansado, parecido no es lo mismo. Pero consigue que a través de estas diferencias, las distintas propuestas se conviertan en realidad y obtengan forma hasta alcanzar las mieles del éxito.

De nuestra actitud dependerá ser vencedor o abrazafarolas. Para aquellos dispuestos a dar el cien por cien, no existe excusa alguna o impedimento vital. Uno muy habitual es la carencia de tiempo, subsanable al poner la alarma del despertador unos minutos antes. Entonces, si organizásemos mejor nuestro día a día podríamos optar a una vida más plena. Tendríamos más tiempo para desarrollar alguna actividad artística o incluso hacer deporte y participar en una marcha popular. Todas estas posibilidades requieren de disciplina para no quedarnos en la superficie de la técnica, aquella que define la personalidad y el duende, en otras palabras, nuestra esencia luchadora está ávida de cariño a la espera de nuestra dedicación para su desarrollo y hacernos despuntar, para completarnos a nivel personal. 

Si nos centramos en una prueba deportiva, pregunta habitual: ¿Qué hacemos cuando en el momento álgido durante una preparación deportiva nos duele hasta el chásis? En ese preciso instante; céntrate en tu propio cuerpo porque mediante ese «dolor» está estableciendo un diálogo. Aprende a escuchar esos mensajes, respira, piensa con frialdad en el fin del entrenamiento y céntrate en la naturaleza de tu actividad. Si estabas corriendo, toma conciencia de cada pisada de forma rítmica, recupera ese paso al compás. Si estás pedaleando, dirige tu atención al círculo que dibujan tus pies mediante la cadencia constante. Y lo más importante, aunque tengas que bajar el ritmo de forma momentánea; un paso seguido de cientos de pasos también recorren el asfalto. 

«Veni, vidi, vici».

Recuerda, si hoy no ha sido un buen día, mañana saldrá el sol.