Como dijo el poeta Rainer María Rilke, «Hay un solo viaje: el viaje al interior de uno mismo».
     A estas profundidades puede llevarnos la meditación, llegando a percibir sonidos, sensaciones corporales y paz interior de un modo único. Nuestra mente en calma nos traslada a una atalaya como las de la cueva, desde donde poder observar nuestra vida con una nueva perspectiva.