Walter Bonatti, una forma diferente de ser

“El peligro es parte del juego. Lo bonito es aceptar las normas y sus consecuencias, que tú desarrolles el coraje, la prudencia, la fuerza, la inteligencia. Cualquier actividad humana es un juego que desarrolla el arte de jugar”

Hay menos huecos en este mundo para los pioneros que cuando Walter Bonatti abría nuevas vías de escalada en las paredes más abruptas y ásperas conocidas. Y a la vez en este mundo tan especializado, donde para brillar en algo hay que dedicarle a esa misma labor una de nuestras vidas, son menos las personas que triunfan en varios ámbitos. Pues bien, Walter Bonatti fue uno de los mejores alpinistas de la historia, retirándose en su mejor momento, para luego ser un periodista “de aventuras” para la revista Época, un explorador, además de un reconocido escritor.


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¿Por qué se retiró en su mejor momento? Por un lado conoció lo peor del ser humano en sus compañeros en el famoso caso del K2. Y por otro lado, según él mismo dijo, a partir de cierto momento en el alpinismo no habría podido hacer más que repetirse. Y la montaña es hermosa, pero el mundo entero lo es más todavía.

Fue un alpinista clásico y purista, anhelaba en la montaña unos valores éticos que las justificaran más allá del deporte: “El peligro es parte del juego. Lo bonito es aceptar las normas y sus consecuencias, que tú desarrolles el coraje, la prudencia, la fuerza, la inteligencia. Cualquier actividad humana es un juego que desarrolla el arte de jugar”.bonatti3

Superó situaciones que parecían insalvables, y como a los más grandes se le creyó con una capacidad sobrehumana para sobrevivir a momentos extremos y salvar a los que lo rodeaban: “Jamás me he rendido, ni siquiera en las peores situaciones. Quien se rinde muere, he visto a muchos compañeros que han pensado: “Dios lo quiere así” y se dejan llevar. La fatalidad oriental no existe dentro de mí”.

Habla más de principios y de moral que de técnica, más del romanticismo de aquellas cumbres que de la preparación física. “Primero tiene que ser el corazón, la pasión. Y luego está la técnica, que sirve, pero que nunca debe ser un fin en sí misma. No me reconozco en un alpinismo basado únicamente en la técnica”.

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Fallecido hace unos años, contestaba al diario La Stampa la que fue su pareja durante toda su vida, la actriz Rossana Podestà: ¿Cuál es la enseñanza que le debe a su compañero de vida? “Saber adaptarse siempre, en todas circunstancias. La libertad es también esto, ¿no?”